El camino de una vida (parte 5)

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Los números recorrían poco a poco la pantalla del elevador, Jonathan prudentemente guardaba silencio, si bien es cierto nunca le ocultaron la situación que envolvía a su familia durante toda su vida era la primera vez que percibía tanta tensión entre su madre y el único padre que él conocía, Diego estuvo ahí desde que él nació y con sus primeros años de vida el amigo de su madre había sido muy importante en su primera infancia y al cumplir sus 7 años se convertiría legalmente en su padre. En su mente estaba Alison su hermana pequeña no hacía más de un mes que celebraban su octavo cumpleaños y sin saber la historia familiar como estaría en ese momento, pero al ver el rostro de sus padres tan perturbado se retenía a preguntar, ya habría lugar para ello pues de momento su joven corazón también latía a mil y se aceleraba con cada piso que subían pues a fin de cuentas y aunque jamás trato con el hombre en camilla este era su padre biológico. Las puertas del elevador se abrieron y mecáni

El camino de una vida (parte 3)

Capitulo 3


La caratula del reloj brillaba tenuemente ante el paso de las luces de los vehículos fuera de la casa, con su mente engastada en el transcurso de las agujas aquel hombre acariciaba entre sus manos su móvil, el mensaje que aquella pantalla estaba proyectado le había hecho dejar incontables llamadas perdidas a su esposa, quien se negaba a responder, dejando únicamente que el teléfono sonase hasta cansarse, no hacía más de unas horas atrás que habían almorzado en el Hotel Burdes, reconocido por los exquisitos platos de su restaurante, un lugar al que solo iban en su aniversario de bodas.

Los minutos se deslizaban uno a uno en sus ojos, enjuagados por la incertidumbre, un sentimiento al que no estaba acostumbrado, pero que además de serle extraño no entendía porque se aparcaba en su corazón, a fin de cuentas ¿Por qué tener celos de un recuerdo?...

Quizás era porque ese recuerdo acababa de despertar en el cuarto de un hospital, sin saber que los papeles del divorcio había sido rubricados con una declaración de un coma posiblemente irreversible, Quizás era porque la boda por la iglesia no se había celebrado al estar vivo el conyugue anterior ¡conectado a aparatos! Pero con vida.

Lo cierto era que su esposa no respondía a sus llamadas las cuales eran ya mecánicas y únicamente seguía marcando por reflejo. Sabia donde era, había llevado muchas veces a la joven a quien había criado llamándole hija, sabiendo que en el corazón ella seguía amando al hombre que le había dado el ser, y que estaba fuera de este mundo entre sábanas blancas y un ventilador artificial.

Ella había hablado mucho de su mejoría en los últimos meses, como poco a poco los aparatos iban dejando de ser necesarios, con cada paso al frente de aquel hombre el sentía dar un paso atrás, sin decirlo solo sintiéndolo en su corazón y viendo la turbulencia que en el corazón de su esposa poco a poco se había ido formando como un árbol que crece paulatinamente. Pero de pronto escucho una voz en sus manos.

- ¡Diego!, ¡Diego! ¿Estás ahí aun?, te escucho amor perdón por no contestar.  

Rápidamente llevo el teléfono a su rostro, era la voz que había estado esperando.

- ¿Llegaste ya al hospital cielo?

- Si pero aun no entro, siento mucho no haberte respondido, pero no sabía cómo reaccionar ante esto, ¡no lo esperaba! Pero sobre todo no pensé que fuese a ser posible, y siendo hoy un día tan especial para nosotros no sabía que decir.

- Lo sé y aunque no lo creas te entiendo, ve tranquila yo ya fui por Alison al colegio y ya está en casa de mis padres pues no quería que estuviera aquí esta noche con todo lo que está pasando.

El reloj apuntalo las siete de la noche, ya habían pasado varias horas desde que Saúl retornase a este mundo golpeándose una y otra vez contra su nueva realidad, su hija seguía a su lado pues ya había terminado su turno, y había pedido permiso para llegar al siguiente día aunque fuese su licencia con tal de estar con su padre, pero un golpe más se estaba gestando en el corazón de la mujer que amo tanto, un golpe que terminaría de montar las bases de la nueva vida que él tendría que empezar a vivir.

Mientras Diego deslizo suavemente su mano en el brazo del sillón y apretando con fuerza la punta de este, observo la caratula del reloj iluminarse de nuevo al paso de otro auto frente a su casa, reflejando en sus ojos la sorpresa de las palabras que en su auricular taladraron su oído, su mente y su alma

- Diego, ven por favor. No subiré a verlo hasta que estés a mi lado.

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