Con sus ojos cerrados e
inmerso en una profunda oración de despedida bloqueaba aquel griterío de la
plebe, la urbe de roma en pleno apogeo del amor por la sangre y la barbarie,
sus manos entalladas con unas muñequeras de cuero curtido asian poderosamente el
mango de un gladius de bronce marcado por la muerte, sus nudillos estaban
blancos por la fuerza con la que apretaba su única arma y defensa.
Apresado en combate y
vendido en el mercado de esclavos sabía muy bien que estaba destinado a ser presa
de un verdadero gladiador, sin que nadie supiera su anterior estatus en el ejército,
el entrenador de hombres para el circo romano simplemente le estaba comprando
como carne de entretenimiento, pero en su interior él había tomado la determinación
que aunque apresaran su cuerpo su alma y su corazón serían libres por siempre
dentro de sí.
Aun cuando le quisieron
obligar a recitar las acostumbradas palabras del saludo al César jamás salió de
su boca él: “los que vamos a morir te saludan” nunca le obligarían a hacer o
decir otra cosa que por su propia convicción no quisiere en su propia voluntad.
Se abrieron las rejas y de un paso entró en la arena, como un felino enfrentó a
los primeros guerreros como él, otras carnes para el entretenimiento y uno a
uno enfundaron inconscientes sus rostros en la arena.
Sus compañeros cayeron
junto a él masacrados y solo quedaban su valor, y el general de aquellas
huestes del cadalso, famoso en el circo de la sangre e infame entre los que habían
sido destinados a perecer entre sus armas, tan habituales como su sed de sangre
y de vidas ajenas, en silencio observo aquella figura y recordó en su ser que
el siempre seria libre y ajeno a sus amos.
El gladiador estaba de
frente acorazado por una negra armadura y listo con una porra y un
tridente, cual rayo Jason empuño su espada y arremetió contra su rival,
la porra acarició sus cabellos mientras se agazapaba y rodaba en el suelo
evitando el tridente, su espada atravesó el pie desprotegido de armadura alguna en clavándole en el suelo, y mientras se incorporaba de un salto su poderoso
codo hacia volar un casco por los aires entre hilos carmesí y los vítores del graderío.
Arrebatando el tridente de
la temblorosa mano del pronto derrotado, le asestó un golpe entre los ojos que
le permitió contemplar el cielo azul mientras el silencio se hacía en sus oídos y
en el graderío que observaba esperando la orden del César, Tiberio levantó su
mano hasta la altura del laurel dorado en sus sienes y de un giro brusco apuntó
su pulgar hacia abajo.
Jason libre como era soltó
el arma que al caer levantó una leve nube de polvo y se dio la vuelta dejando
vivo al derrotado quien ya dormía inconsciente, de pronto una lluvia de espinas
salidas de los arqueros romanos empujo por la espalda al esclavo de camino
hacia los campos elíseos, y con una sonrisa se despidió de quienes tuvieron que
tomar su vida para sentir la vana ilusión que pudieron doblegar su invencible
corazón, el cual lleno de amor latió por última vez al observar la visión de su
familia recibiéndolo al otro lado de la eternidad.
Libre, libre como nunca y
como solo él lo pudiere provocar.
Qué precioso relato, Anto. Describes y transmites a la perfección la plena creencia en su libertad del protagonista. Valiente, noble, orgulloso, cede su vida a los que nada saben de su decisión para seguir siendo libre y poder reunirse a sus seres queridos.
ResponderEliminarMuy emocionante, me ha encantado!! :)
Un abrazo y mucha suerte en el concurso.
Gracias Julia C. me alegra que te gustara y me hacen muy feliz tus palabras, de verdad gracias por tu visita, tu comentario y por desearme suerte un fuerte abrazo
EliminarUna descripción fabulosa, y con un final (aunque triste en parte) muy poético. Al menos murió con orgullo, murió libre. Me ha gustado mucho. Besos
ResponderEliminarGracias Chari que gusto, la verdad hiba a intentar finalizar diferente pero por el rumbo que tome me pareció mejor un final triste pero con corazón un fuerte abrazo
EliminarLa libertad conseguida por medio de la muerte. Hermoso relato, que buena descripción de la batalla entre ellos. Se sentía la fuerza de ambos hombres. Me gustó mucho. Saluditos.
ResponderEliminarGracias Mendiel me alegra que te gustara el combate a mano armada, y las ganas de libertad un fuerte abrazo
EliminarNacemos libres, morimos libres. A nadie puede pertenecer nuestro interior.
ResponderEliminarExacto Patricia ahi esta la escencia del ser humano su libertad es imposible de quitar haganle lo que le hagan dejara de ser libre solo si el lo permite
EliminarMuy bonito, Anto. Es cierto que es muy triste pero el toque final nos deja en calma. Al fin libre. ;)
ResponderEliminarUn abrazo. =)
Muchas gracias soledad me alegra que te guste, es triste porque esta un poquito de la mano como sucedía en el circo romano con los valientes e indomables, pero como dices al fin libre como el se sentia por dentro
EliminarHay muchas formas de lograr la libertad, y en la época de los gladiadores y los esclavos de Roma, la muerte era una de esas formas. No era la más deseada, pero era la más fácil de conseguir para quienes luchaban una y otra vez en la arena, tentando a su suerte en cada combate. Un buen relato Anto, ya te vas soltando con las historias jeje.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Como lo dijere el rey Ainon en el film: corazón de dragon, la muerte es un descanso más que un castigo, me alegra mucho que te gustara un fuerte abrazo compañero
EliminarMe ha gustado mucho Anto, el alma, lo esencial del Hombre, es ingobernable por la fuerza y muere en paz porque se siente liberado. Te felicito por lo que trasmitiste en el relato.
ResponderEliminarTe dejo el mío por si los quieres leer: http://fotoalquimiada.blogspot.com.es/2015/11/flamma-el-barbo.html
Un saludo!!
Muchas gracias Sonia me alegra muchísimo que te gustara, ten por seguro que visitaré tu blog un saludo
EliminarUna forma de hallar la libertad. Un gran relato amigo Anto Besitos
ResponderEliminarExacto la libertad es propia y solo el valor de uno decide un abrazo
EliminarSaludos Anto, un final duro pero poéticamente narrado, la muerte cuando resulta el camino a la libertad para algunos, quizá muchos más de los que se crea. Éxitos y bendiciones!
ResponderEliminarMuchas gracias y mil disculpas por responder hasta hoy, en efecto la libertad a veces viene de la mano del paso al mas alla y en aquella epoca en la que no podian recibir la espada de madera tan fácilmente, el paso a la eternidad era su libertad
EliminarComo bien plasmas en tu relato, la libertad de elegir nuestras acciones siempre está vigente, aunque la muerte sea una de sus consecuencias. La historia de un gladiador que morirá a manos de sus captores antes que matar a un prójimo. Intenso, Anto.
ResponderEliminarSaludos, Compañero.
Muchas Gracias Edgar, igual perdon por responder hasta este día, como dices tenemos que estar arraigados a nuestros principios y saber que decidir sobre la vida y la muerte de un caído no es un acto de nobleza y la valentía es seguir el propio camino, un saludo compañero
EliminarFantastico Anto.
ResponderEliminarLibertad de acción es un tremendo mensaje.
Un saludo
Muchas gracias Oscar y también mil perdones por responder hasta hoy, he querido hacer este relato tratando de apegarme al la linea del pensamiento positivo y dejar siempre una moraleja, me alegra ver que un tanto dimos en el clavo je je un saludo
EliminarTuve problemas para leer debido a la ortografía y la gramática. Quizás me concentré demasiado en la forma y no en el fondo.
ResponderEliminarMaite, Admito que continuo trabajando en ambos apartados, gracias por tu comentario y observación sincera, es bueno saber donde hay que trabajar más duro para mejorar.
EliminarUn saludo