Me encontraba conversando con un
amigo, y de pronto traje a colación la temática de las últimas entradas del
blog, y de pronto me hizo una pregunta muy valida que al parecer no había
tomado en cuenta en dichas entradas. ¿Pero por qué soy yo el que debo cambiar y
no cambian primero las demás personas? Después de tomarme unos instantes le
conteste que el evolucionar era una decisión propia, pero sus palabras hicieron
eco en mi mente y esto nos trae a nuestra cita de hoy.
Esta pregunta es muy importante,
pues ante el planteamiento de un cambio personal, viene la percepción que si yo
estoy cambiando, ¿Por qué no deberían cambiar primero las personas que me
rodean?, resulta que todo cambio tiene un inicio y una debida consecución, no
se pueden esperar cambios repentinos y en tiempo récord ya que incluso si vemos
el mayor ejemplo que es la naturaleza, cada proceso lleva un tiempo justo y
perfecto para que las cosas se vallan suscitando de manera fluida y bien
hechas.
Pero ¿Dónde esta el inicio de un
cambio grupal?, este inicio esta en aquel que tome la iniciativa propia de
reinventarse y mejorarse a si mismo. Veamos, el cambio de un individuo no puede
hacerse desde afuera, podríamos asistir a un millar de seminarios acerca de la convivencia,
del buen trato personal, etc.
Pero la decisión es propia
Stephen R. Covey lo definió de gran forma presentando la iniciativa del cambio
como una puerta que solo se habré desde adentro en su libro Los siete hábitos de la gente altamente
efectiva, que dicho sea de paso es un libro que recomiendo encarecidamente
que lean ya que es una guía tremenda acerca de replantearse un nuevo rumbo
personal. Puesto que un cambio personal solo da inicio desde adentro de la
mente propia, no podemos pretender que los demás cambien antes que nosotros,
sino que solo tenemos poder sobre dicha decisión sobre nosotros mismos.
Ahora bien como se dice
popularmente, “basta con que uno marque la diferencia y siempre habrá un grupo
que le seguirá”, el mejor evangelio es el ejemplo y una vez las personas que
nos rodean vean nuestra forma de actuar, de expresarnos, y de ver la vida, será
solo cuestión de tiempo que algunos empiecen a imitarnos o de alguna manera
interrogarnos de que nos esta pasando.
Cuenta una breve historia lo
siguiente. “Había un hombre que había
tomado la determinación de cambiar al mundo, luego de fallidos intentos decidió
cambiar a su país, siendo aún una empresa muy grande se determino a cambiar a
su ciudad, pese a sus esfuerzos se dio cuenta que todavía era demasiado, así
que se dijo a si mismo que mejor cambiaría a su familia, con iguales
resultados, luego de analizar sus fracasos se decidió por cambiarse a si mismo,
lo que conllevo a que su familia y gradualmente sus vecinos empezaran a querer
ser diferentes.”
No podemos sentarnos a esperar
que venga alguien y cambie para nosotros empezar, el momento es hoy y es tu
decisión, y puedes ser tu quien marque la pauta beneficiosa de la evolución
personal en el núcleo que te rodea, por que no sentirnos motivados como el niño
de la película que en Latino américa se conoció como “cadena de favores”, en la
que él decía que si yo le hago un favor a dos personas estas a su vez lo harán
con otras dos y las siguientes a otras dos y así hasta el infinito.
No esperemos una luz, creemos la
nuestra, hagámoslo por lo que vale, por lo que cuenta, nosotros mismos y la
familia a la que pertenecemos o lideramos, mas importante si eres esto ultimo
pues si tienes hijos recuerda que ellos serán lo que aprendan de ti. ¿Qué deseas
enseñarles? Te encargo a ti tu propia respuesta.
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Entre tanto hasta nuestro próximo
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