El camino de una vida (parte 5)

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Los números recorrían poco a poco la pantalla del elevador, Jonathan prudentemente guardaba silencio, si bien es cierto nunca le ocultaron la situación que envolvía a su familia durante toda su vida era la primera vez que percibía tanta tensión entre su madre y el único padre que él conocía, Diego estuvo ahí desde que él nació y con sus primeros años de vida el amigo de su madre había sido muy importante en su primera infancia y al cumplir sus 7 años se convertiría legalmente en su padre. En su mente estaba Alison su hermana pequeña no hacía más de un mes que celebraban su octavo cumpleaños y sin saber la historia familiar como estaría en ese momento, pero al ver el rostro de sus padres tan perturbado se retenía a preguntar, ya habría lugar para ello pues de momento su joven corazón también latía a mil y se aceleraba con cada piso que subían pues a fin de cuentas y aunque jamás trato con el hombre en camilla este era su padre biológico. Las puertas del elevador se abrieron y mecáni

El cambio personal una decisión propia

Me encontraba conversando con un amigo, y de pronto traje a colación la temática de las últimas entradas del blog, y de pronto me hizo una pregunta muy valida que al parecer no había tomado en cuenta en dichas entradas. ¿Pero por qué soy yo el que debo cambiar y no cambian primero las demás personas? Después de tomarme unos instantes le conteste que el evolucionar era una decisión propia, pero sus palabras hicieron eco en mi mente y esto nos trae a nuestra cita de hoy.

Esta pregunta es muy importante, pues ante el planteamiento de un cambio personal, viene la percepción que si yo estoy cambiando, ¿Por qué no deberían cambiar primero las personas que me rodean?, resulta que todo cambio tiene un inicio y una debida consecución, no se pueden esperar cambios repentinos y en tiempo récord ya que incluso si vemos el mayor ejemplo que es la naturaleza, cada proceso lleva un tiempo justo y perfecto para que las cosas se vallan suscitando de manera fluida y bien hechas.

Pero ¿Dónde esta el inicio de un cambio grupal?, este inicio esta en aquel que tome la iniciativa propia de reinventarse y mejorarse a si mismo. Veamos, el cambio de un individuo no puede hacerse desde afuera, podríamos asistir a un millar de seminarios acerca de la convivencia, del buen trato personal, etc.

Pero la decisión es propia Stephen R. Covey lo definió de gran forma presentando la iniciativa del cambio como una puerta que solo se habré desde adentro en su libro Los siete hábitos de la gente altamente efectiva, que dicho sea de paso es un libro que recomiendo encarecidamente que lean ya que es una guía tremenda acerca de replantearse un nuevo rumbo personal. Puesto que un cambio personal solo da inicio desde adentro de la mente propia, no podemos pretender que los demás cambien antes que nosotros, sino que solo tenemos poder sobre dicha decisión sobre nosotros mismos.

Ahora bien como se dice popularmente, “basta con que uno marque la diferencia y siempre habrá un grupo que le seguirá”, el mejor evangelio es el ejemplo y una vez las personas que nos rodean vean nuestra forma de actuar, de expresarnos, y de ver la vida, será solo cuestión de tiempo que algunos empiecen a imitarnos o de alguna manera interrogarnos de que nos esta pasando.

Cuenta una breve historia lo siguiente. “Había un hombre que había tomado la determinación de cambiar al mundo, luego de fallidos intentos decidió cambiar a su país, siendo aún una empresa muy grande se determino a cambiar a su ciudad, pese a sus esfuerzos se dio cuenta que todavía era demasiado, así que se dijo a si mismo que mejor cambiaría a su familia, con iguales resultados, luego de analizar sus fracasos se decidió por cambiarse a si mismo, lo que conllevo a que su familia y gradualmente sus vecinos empezaran a querer ser diferentes.”

No podemos sentarnos a esperar que venga alguien y cambie para nosotros empezar, el momento es hoy y es tu decisión, y puedes ser tu quien marque la pauta beneficiosa de la evolución personal en el núcleo que te rodea, por que no sentirnos motivados como el niño de la película que en Latino américa se conoció como “cadena de favores”, en la que él decía que si yo le hago un favor a dos personas estas a su vez lo harán con otras dos y las siguientes a otras dos y así hasta el infinito.

No esperemos una luz, creemos la nuestra, hagámoslo por lo que vale, por lo que cuenta, nosotros mismos y la familia a la que pertenecemos o lideramos, mas importante si eres esto ultimo pues si tienes hijos recuerda que ellos serán lo que aprendan de ti. ¿Qué deseas enseñarles? Te encargo a ti tu propia respuesta.

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Entre tanto hasta nuestro próximo post.


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