Seguro has escuchado en alguna
parte la expresión, “todo lo que me pasa me hace ser como soy” ó “lo que hago
me veo forzado a hacerlo”, si, todos las hemos oído o cuando menos utilizado
alguna vez, pero que tal si te digo que en el fondo sabemos que estas formas de
pensar esta erradas.
No existe ninguna situación externa
que condicione tu forma de ser, tus reacciones y tus acciones las decides tú,
eres lo que haces de ti mismo para poder afrontar las cosas, hoy les traigo una
pequeña historia al respecto:
“Marcos era un gerente de restaurante sumamente empático con sus
empleados, siempre que sus superiores lo movían de sucursal todos los que
trabajaban bajo su mando pedían ser trasladados junto con el debido a su buen
trato con ellos y su personalidad tan especial, cierto día le pregunto uno de
ellos ¿como hacia para poder estar siempre tan feliz y tan lleno de energía positiva?
A lo que Marcos respondió; - lo
decido yo. Al observar la expresión de asombro e incertidumbre en su subalterno
sonrió y con amabilidad le explico: - todos los días al despertar tenemos la elección
de empezar el día con la seguridad que será un buen día o si será uno malo, yo
siempre decido que será el mejor de todos, con cada problema decidimos si
sentirnos derrotados y frustrados, yo decido que será una lección para ser
mejor, con cada discusión decidimos si permanecer enojado, o en nombre de la razón
ceder y hacer las paces, así que siempre yo decido la elección positiva para
que las cosas sean positivas.
Una noche mientras él cerraba dos sujetos le asaltaron y sin mediar
palabra lo hirieron de bala, cuando estaba en la sala de urgencias a punto de
ser operado y mientras le hacían las preguntas de rutina un médico le preguntó - ¿es usted alérgico a algo?, con dificultad Marcos respondió – si, mientras se hacía silencio para escuchar su respuesta el grito -¡BALAS!, mientras sus médicos
reían él les dijo – estoy eligiendo vivir así que opérenme como alguien que
saben que vivirá no como a un moribundo, ciertamente él se salvó gracias a su actitud
de luchador y su energía que contagió a los médicos que lo trataron.
Posiblemente este corto relato te
parecerá un tanto exagerado, pero lo que quiero transmitirte es la idea que
nosotros a veces pensamos que el medio en el que estamos es el que rige y dicta
nuestro ser y nuestro destino, cuando es todo lo contrario, siempre podemos
influir en nuestro medio pero para ello debemos primero enfocar nuestros
esfuerzos en nuestra mentalidad con la que lo enfrentaremos y mucho mas
importante aun el enfoque que tendremos.
Existen problemas que son muy
personales y nuestros, para estos casos debemos enfocar nuestra seguridad en
que somos capaces de sobreponernos a ellos y que no nos serán de obstáculo, también
están los problemas externos e indirectos, los cuales deberemos de enfrentar amoldando
nuestras acciones en virtud de nuestro propio ser, tomando acciones que nos
lleven a la salida y no sentarnos a ver que sucede para ver que hacemos.
En ambos casos lo más importante
es cambiar nuestra naturaleza reactiva a una proactiva, si somos reactivos
siempre estaremos esperando a ver que sucede con los problemas, a ver si se
logran resolver solos y a tomar una acción solo si de verdad es necesaria según
cómo nos veamos amenazados, pero si somos proactivos lo que haremos será prever
lo que viene y tomaremos acciones específicas a cada instante amoldándonos a
las cosas antes que tan siquiera nos veamos amenazados.
Por ejemplo, ser reactivo seria
mas o menos como alguien que ve nubes de tormenta pero espera a ver que ya
empieza a llover para buscar refugio donde esperar a que la tormenta pase para
seguir su camino, pero alguien proactivo se mantendría al tanto del pronóstico
del clima para salir de casa con un paraguas, así cuando empiece a llover podrá
seguir su camino con tranquilidad en lugar de tener que correr bajo un techo a
esperar que deje de llover.
De igual forma nosotros debemos prever
cada tipo de situación o problema, y en lugar de esperar a ver que sucede para
actuar, nosotros prepararnos y empezar a tomar acciones antes de que las cosas
pasen, y así poder ser como el previsor que sigue su camino en medio de la tormenta
protegido por su paraguas.
Pero además hay un tercer tipo de
problema que no debemos descuidar y son aquellos contra los que no podemos hacer
“nada”, entre comillas porque si podemos, y lo que podemos hacer es trabajar
nuevamente en nosotros mismos, en nuestros paradigmas y objetivos, siempre
mejorando personalmente y adaptando nuestras facetas para poder sonreír en la
dificultad.
Somos los arquitectos de nuestro carácter
y de nuestro ser, pero nunca olvides que el mejor apoyo vendrá del amor de
Dios.
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Entre tanto hasta nuestro próximo
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