Continuando con esta historia les traigo el capítulo número cinco y para poder ponerse al hilo con la secuencia dejaré los enlaces a los capítulos anteriores al principio de cada entrega:
Capítulo III (Nicolás) click aquí
Capítulo IV (Un paso hacia la esperanza) click aquí
Capítulo 5
El nuevo comienzo.
Dos semanas habían pasado ya de
la fugaz incursión en la cantera por parte de David, y pese a que el dinero había
empezado a escasear nuevamente, sus ánimos estaban más en alto que nunca, más
aun al ver una sonrisa muy especial en el rostro de su esposa, quien sabía que
su amado había desterrado del todo en su mente la idea de que ella sería más
feliz sin él.
El camino si bien no ha dejado de
ser duro, han aprendido que en la unión esta la fuerza y que por más fuerte que
sea la sacudida si ellos no sueltan sus manos, jamás nada podrá diluir su
felicidad, tanto por el hecho de que ellos eran los artífices de su propia
felicidad; como por el hecho de que habían aprendido a que en sus manos están las
herramientas para poder construir su destino.
- Amor, esta mañana la esposa de
don Amílcar me pregunto si tendrías el tiempo de poder escribirle una carta,
ella tiene un familiar en un pueblo al norte a quien quiere saludar pero como
ni ella ni su esposo saben leer ni escribir, no han podido hacerlo.
- ¿Y qué le dijiste cielo?, pero
primero dime, ¿Cómo saben ellos que yo he aprendido a leer y a escribir?
- Ella me dijo que te había visto
en el pueblo hace unos días, y que se pudo dar cuenta que estabas leyendo un
comunicado en el mural de la plaza, así que pensó que si fuese así, entonces tú
eres un escriba…
David no espero la segunda
respuesta de su esposa, y de un fuerte abrazo se despidió de ella dirigiéndose hacia
el nacimiento del río, asaltado por la sorpresa como por la duda. Nicolás
estaba como era costumbre en el lugar que anclaba su corazón a la vida, pero
esta vez lo encontró en el centro del río bajo el árbol del islote.
- Hola David, te estaba esperando, ya has empezado a dar tus
nuevos pasos de vida por lo que veo.
La respuesta del viejo le desarmó
hasta la médula de sus huesos, no sabía si responder o preguntar algo más, pero
mientras sus pensamientos volvían a ponerse en orden, el viejo soldado salto al
pequeño bote con el que había llegado al islote, y con una sonrisa iluminada
como el sol se dirigió hacia su joven amigo.
- ¡Que tal hijo mío! ¿Cómo van
las cosas?, ¿Has hecho tus tareas?
- Este… Sí pero… Espere un
momento, ¿usted ya sabía que las personas del pueblo me empezarían a pedir que
les escribiera sus cosas verdad?
- ¿Qué pensaste que te estaba
enseñando solo para que pudieras leer los comunicados reales? Claro que no
muchacho, te dije cuando nos conocimos que no te podía ayudar con dinero, pero
que si podría darte el tesoro más preciado de todos, como es el conocimiento y
la educación. Tu sabes muy bien que solo las personas acomodadas tienen acceso
a la educación en estos lugares, y en los pueblos donde hay algunas escuelas
donde los clérigos enseñan las letras están muy lejos de aquí, mi joven amigo,
en este lugar es donde puedes convertirte en un escriba y poder ganar dinero de
tu conocimiento.
- ¿Un escriba?... ¡yo! ¿Un
escriba?, en mi pueblo los escribas vivían en casas muy hermosas, y todos acudíamos
a ellos tanto como para que nos escribieran nuestras cartas, como para que nos
leyeran las que nos enviaban como respuesta.
- Además hijo como sabes siempre
tienen trabajo, pues ellos son los que se encargan de transcribir los libros
que el rey quiere que se copien, en este pueblo solo hay dos escribas y muchas
personas no alcanzan a ser atendidas en sus necesidades de letras, tanto como
por el precio tan alto que cobran, como el poco tiempo que tienen ellos al
estar atareados transcribiendo libros. Pero ¿Dime muchacho, estás dispuesto a
dejar en la cantera tus sueños detrás de unas pesadas herramientas, o prefieres
escribirlos en una hoja de papel con tu mano empuñando una pluma?
Mientras David volvía a casa y el
viejo remaba de vuelta al islote, más alegre todavía y citado a continuar con
la enseñanza al siguiente día, los pensamientos del joven empezaron a
arremolinarse en su mente y su corazón, después de todo el viejo tenía mucha
razón, no era para nada seguro que le volviesen a llamar de la cantera, y además
el sueldo que el recibía no se igualaba con lo que un escriba podía recibir en
honorario a su conocimiento.
Además, Nicolás había tomado a
bien enseñarle un poco de matemáticas y conocimientos de ciencia y alquimia, por
lo que el simplemente no se estaba volviendo alguien que sabía leer y escribir,
sino además en alguien con conocimientos que le abrirían las puertas más allá
de la cantera donde había depositado sus sueños.
Y aunque le asaltaban las dudas y
los temores, dentro del ardía mas profundamente el deseo de ver mejor a sus
esposa, su casa y su futuro, había convertido a sus esposa en el alimento de
sus fuerzas y habían retomado junto con ella la buena costumbre de encomendarse
a la providencia del creador durante las noches, para que la vida les volviese
a sonreír, así que. ¿Por qué no sonreírle primero a ella?, así la sonrisa
devuelta sería tan grande como la sonrisa dada.
De vuelta en casa, Rosalinda le
abrazo y se sorprendió de ver el nuevo brillo en los ojos de su esposo, un
brillo que no solo le auguro una gran alegría, sino además le dio la certeza y
la seguridad de que fuese lo que fuese que su esposo le dijera en ese instante,
las cosas habían empezado a mejorar.
- Rosalinda ¿Me puedes hacer un
favor?
- Dime.
- Dile a la esposa de don Amílcar,
que con gusto escribiré su carta.
Continuará….
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Entre tanto hasta nuestro próximo post.
Preciosa esta parte del relato, Anto, porque el trabajo de David y las enseñanzas de su maestro empiezan a dar fruto, y él a sentir que la vida merece la pena ser vivida.
ResponderEliminarMe ha encantado, espero leer pronto la siguiente entrega. Un beso enorme
Gracias Chari, en efecto David esta dando paso a una nueva mentalidad, me da gusto ver como has seguido esta historia, pronto vendra una sorpresa que espero te guste a ti y a los demás, Besos
EliminarSiempre se ha dicho que el saber no ocupa lugar, y además está claro que en algunas épocas y lugares, la persona con conocimientos poseía un auténtico tesoro ante la ignorancia de los demás en este aspecto. Por ello David puede tener un gran futuro por delante si se hace escriba. A ver qué le depara el siguiente encuentro :)
ResponderEliminar¡Un abrazo Anto!
Correcto Jose Carlos, me alegra ver tu seguimiento a esta historia, como lo dices el saber nos hace grandes, hoy en dia se le da por sentado a muchas cosas que antes eran un gran tesoro, nos acercamos al final y espero que sea de el gusto de todos.
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