Mientras ojeaba complacidamente
el periódico; deje como otras tantas veces que mi mente divagara con el
disfrutar de mi lectura, y entonces recordé que una ocasión mientras leía los
editoriales me encontré con una pequeña historia que me gusto mucho y que
haciendo esfuerzo de memoria les comparto en esta oportunidad, el autor si no
mal recuerdo era anónimo, pero quien lo escribió se anotó un relato con mucho
que aprender de él.
Sin más preámbulo aquí está
¡Matemos al amor!:
Cierto día las emociones convocaron a una reunión, se podía ver que había
cierto cuchicheo entre ellas, ya que aunque podían intuir de qué venía aquello preferían
escuchar antes; lo que en esa oportunidad se iba a acordar, poco a poco los
asientos se fueron llenando con todos los asistentes y se podía observar cómo se iban sentando por afinidad, rencor, odio, antipatía, y todas las emociones
que se sentían bien con sus similares, se agrupaban para poder ponerse de
acuerdo antes de que diera inicio la reunión.
Al fin de tanto, y antes que desesperación estallara, empezó aquel
singular congreso de emociones y el primero en romper el silencio fue odio:
-Muy buenas tardes a todos, sé que saben muy bien para que nos hemos
reunido hoy, ya ha pasado mucho tiempo en que el amor a tomado el trono como
rey de las emociones y es hora de derrocarlo, pues todos nosotros deberíamos tener
derecho a reinar también aunque sea por periodos.
Interrumpió el miedo:
-Pero odio, sabemos todos que el amor es muy poderoso y no por gusto
llego a ser el rey, como piensas derrocarlo, si alegría que es igual muy
poderosa no a podido tomar su lugar.
Rencor tomo la palabra y dijo:
-Yo opino que para que todo sea tranquilo y no crear mucho revuelo en
lugar de solo derrocarlo, lo matemos.
Reino el silencio un instante y luego de un intenso murmullo, ya que
aunque las emociones como alegría, empatía, cariño y demás debían apoyar al
amor, también sentían que ellos debían reinar y envidia no paraba de
aconsejarles que así era. Cuando al fin regreso el orden a aquella reunión mal
intencionada, tomo la palabra el valor y expreso:
-Yo creo que todos estamos de acuerdo en que debe hacerse, uno por uno
intentara matar al amor y el que lo logre quedara primero como rey, hasta que
nos aburramos de él, y entonces este deberá ceder su lugar para que nos
turnemos los demás.
Todos concordaron en esto ultimo, e iniciaron la operación “matemos al
amor”.
Uno por uno fueron tomando turno en el intento, pero siempre regresaba
mal, muy débil y diciendo “el amor es muy poderoso, no pude”, cuando al fin
todos probaron turno se reunieron de nuevo y discutían que hacer entonces una
figura misteriosa y encapuchada dijo al fondo.
-Yo no soy precisamente una emoción, pero me he enterado que quieren
matar al amor. Si lo hago, pediré recompensa ya que no me interesa reinar entre
ustedes, y mi recompensa será que quien reine siempre estará bajo mi dominio, así
todas ustedes reinara una por vez, pero yo seré quien las controle siempre.
Todas las emociones estuvieron de acuerdo, pues lo único que les
interesaba era reinar, así que la figura misteriosa solo agrego que necesitaría
de unos meses para matar al amor, a lo que todas las emociones accedieron a
esperar.
Luego de unos meses, la figura misteriosa llego cargando con el cadáver
del amor en un ataúd, todos con asombro vieron que era verdad, ¡el amor había muerto!,
sin salir de su asombro preguntaron a una sola voz.
-¿Quién rayos eres?
Y la figura contesto: -LA RUTINA.
El amor es la más poderosa y la
reina de las emociones, pero también es fácil de matar por la rutina, no dejemos
que esto pase en nuestras vidas y en nuestras relaciones con nuestra pareja. El
amor requiere ser alimentado continuamente para que cada vez sea más fuerte y poderoso.
Recordemos que el amor es trabajo
de dos, y es un trabajo continuo y siempre siempre debe huir de la rutina.
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Un cuento con una gran moraleja. Muy chulo. ;)
ResponderEliminarMuchas gracias me alegra muchisimo que te gustara un fuerte abrazo
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